Los
estatutos del Hombre, por Enrique Angelelli
Artículo
I
Queda decretado que ahora vale la verdad. Ahora vale la vida, y de manos dadas
marcharemos todos por la vida verdadera.
Artículo
II
Queda decretado que todos los días de la semana inclusive los martes más
grises, tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo
III
Queda decretado que, a partir de este instante, habrá girasoles en todas las
ventanas, y los girasoles tendrán derecho a abrirse dentro de la sombra; las
ventanas deben permanecer, el día entero, abiertas para el verde donde crece la
esperanza.
Artículo
IV
Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre. Que el
hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el
viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo.
Párrafo
único:
El hombre, confiará en el hombre como un niño confía en otro niño.
Artículo
V
Quedará decretado que los hombres están libres del yugo de la mentira. Nunca
más será preciso usar la coraza del silencio ni la armadura de las palabras. El
hombre se sentará a la mesa con su mirada limpia, porque la verdad pasará a ser
servida antes del postre.
Artículo
VI
Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia
y de la claridad, y la alegría será una bandera generosa para siempre desplegada
en el alma del pueblo.
Artículo
VII
Queda decretado que el mayor dolor siempre fue y será siempre no poder dar amor
a quien se ama y saber que el agua que da a la planta el milagro de la flor.
Artículo
VIII
Queda permitido que el pan de cada día tenga en el hombre la señal de su sudor.
Mas que sobre todo tenga siempre el caliente sabor de la ternura
Artículo
IX
Queda permitido a cualquier persona, a cualquier hora de vida, el uso de traje
blanco.
Artículo
X
Queda decretado por definición, que el hombre es un animal que ama y que por
eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo
XI
Se decreta que nada será obligado ni prohibido, todo está permitido, inclusive
jugar con los rinocerontes y caminar por las tardes con una inmensa begonia en
la solapa.
Párrafo
único:
Sólo una cosa queda prohibida: amar sin Amor
Artículo
XII
Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de las mañanas
que vendrán. Expulso el gran baúl del miedo, el dinero se transformará en una espada
fraternal para defender el derecho de cantar en la fiesta del día que llega.
Artículo
final:
Queda prohibido el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de los
diccionarios y del pantano engañador de las bocas. A partir de este instante la
libertad será algo vivo y transparente como un fuego o un río o como la semilla
del trigo, y su hábitat será siempre el corazón del hombre.