¿Cuál es la diferencia entre mirar el sol a través
de una pantalla y salir a la calle para hacerlo? La situación cambia con la lluvia,
claro está. El sentir es distinto. Las sensaciones vividas son distintas.
Nos hemos aferrado a las diferentes pantallas como único
modo de mirar la vida. Como si solo lo que sucede allí dentro es real. Y no
solo nosotros. Les hemos inculcado a nuestros niños la adicción a las pantallas.
Para que se distraigan, para que no molesten y poder estar un rato tranquilos. Y
los niños obedecen a quien pasa más tiempo con ellos. Hasta las noticias
parecen más creíbles si las dice alguien detrás de una pantalla. ¿Cuándo fue la
última vez que te manchaste el pantalón de césped por jugar en la plaza o tomar
mates con amigos? ¿Cuándo jugaste bajo la lluvia, en vez de enojarte, porque
antes de salir miraste el celular y no como estaba el clima?
Parece que la situación se ha dado vueltas; Nos enojamos
con la realidad de cada día y nos rajamos con la virtual. Nos molesta tener que
salir a encontrarnos con los que están allí afuera. Con los del trabajo, la
escuela, el club. Pero nos complacemos en mirarlo sentados desde el sillón. El
placer corre por el cuerpo cuando vivimos dentro de lo virtual. ¿Dónde están nuestros
pies?
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